El verano y la salud del cerebro: una invitación a cuidarnos desde dentro
Share
El verano no es solo una estación de sol, mar y descanso. Es también un tiempo de cambio: nuestros hábitos se modifican, el ritmo se vuelve más lento, las jornadas más largas, y con todo ello, también cambia la manera en que nuestro cuerpo y mente funcionan. Entre ellos, nuestro cerebro.
La neurociencia ha mostrado que factores como el aumento de la vida social, el contacto con la naturaleza y la exposición a la luz solar pueden activar procesos positivos en el cerebro, como la producción de dopamina, la mejora del estado de ánimo o el fortalecimiento de conexiones neuronales. Sin embargo, también existen factores estivales que pueden jugar en contra, como el exceso de calor, el insomnio o el aumento del uso de pantallas.
1. Luz natural y vida social: energía para el sistema nervioso Pasar tiempo al aire libre y compartir con otras personas no solo es agradable: es terapéutico. Estudios como el publicado en Frontiers in Psychology revelan que las interacciones sociales de calidad reducen los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y aumentan la oxitocina, favoreciendo el bienestar emocional y la motivación. Además, la luz solar, si es moderada, estimula la producción de serotonina y vitamina D, esenciales para el estado de ánimo y el equilibrio hormonal.

2. Ritmos circadianos y sueño reparador La luz natural al final del día y las altas temperaturas pueden alterar nuestros ritmos biológicos, dificultando el descanso profundo. Dormir menos o con interrupciones afecta directamente funciones como la memoria, la regulación emocional o la claridad mental. Priorizar una rutina de descanso, evitar pantallas antes de dormir y refrescar el ambiente pueden marcar una gran diferencia.
3. Alimentación consciente: nutrición para el cerebro El verano invita a comidas ligeras y frescas. Frutas, verduras, semillas, cereales integrales y grasas saludables (como el aceite de oliva o los frutos secos) son aliados de la salud cerebral. Una dieta basada en alimentos vivos favorece la neurogénesis, reduce la inflamación y potencia la concentración.
4. Movimiento y neuroplasticidad Mover el cuerpo también mueve la mente. El ejercicio suave y constante (como nadar, caminar descalza por la arena o practicar yoga al aire libre) estimula la liberación de BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), clave para la regeneración neuronal. No se trata de rendir, sino de conectar. Sabemos que en verano, sobre todo si tienes niños, puede parecer un reto. Pero vale la pena buscar momentos para ti: actividades activas al aire libre con los peques, turnarte con tu pareja para tener un rato de escape o levantarte temprano algún día para estirarte, respirar o hacer tu práctica.

5. Menos pantallas, más presencia El uso excesivo de dispositivos digitales impacta negativamente la atención y la flexibilidad cognitiva. Reducir el tiempo frente a pantallas, y reemplazarlo por actividades creativas o contemplativas, permite que el cerebro descanse y se reorganice.
6. Cuidado con el alcohol: enemigo silencioso del bienestar mental Aunque el verano puede traer consigo más encuentros y celebraciones, es importante recordar que el alcohol deteriora funciones ejecutivas, altera el juicio y afecta a largo plazo la salud cerebral. Disfrutar de una copa con conciencia, o buscar alternativas naturales y refrescantes, es un acto de autocuidado.
7. Flexibilidad y disfrute: el equilibrio también es salud No todo es control y disciplina. Permitirnos un helado, una cerveza con amigas o un capricho sin culpa también forma parte de una salud real y sostenible. Relajarse, soltar la rigidez y disfrutar del momento presente nutre nuestra mente y cuerpo. El equilibrio no está en la perfección, sino en la coherencia con lo que necesitamos en cada momento.
Un verano para el alma y el sistema nervioso El verano puede ser una oportunidad para resetearnos, no solo a nivel físico, sino también mental. Basta con incorporar pequeños gestos: dormir mejor, movernos más, estar con quienes nos nutren, comer mejor y bajar el ritmo.
Tu salud mental también necesita vacaciones. Y qué mejor que ofrecerle este descanso desde el amor, la presencia y la coherencia.
¿Te gustaría que te acompañe en este proceso de cuidarte con conciencia este verano? Puedes escribirme y hablamos de cómo puedo ayudarte desde mi acompañamiento holístico.