¿Cómo revertir el estrés oxidativo?
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En los últimos años, hemos aprendido a hablar de salud con más conciencia. Cuidamos lo que comemos, priorizamos el descanso, nos interesamos por los probióticos, los adaptógenos, la microbiota… Pero hay un factor silencioso que sigue estando en la sombra de muchas patologías modernas: la oxidación celular.
Y es que la mayoría de los desequilibrios actuales —desde la inflamación crónica hasta el envejecimiento prematuro— tienen un enemigo común: el estrés oxidativo.
¿Qué es el estrés oxidativo?
Nuestro cuerpo genera radicales libres de forma natural. Son subproductos del metabolismo celular. Hasta aquí, todo normal.
Pero cuando esos radicales libres superan la capacidad antioxidante del cuerpo para neutralizarlos, aparece el temido estrés oxidativo. Y con él:
- Inflamación
- Daño celular
- Envejecimiento prematuro
- Mayor susceptibilidad a enfermedades
- Disminución de la respuesta inmune
En un cuerpo donde la oxidación domina, las defensas bajan, la inflamación sube y la energía se agotaOxidación y sistema inmune: la conexión olvidada
Cuando las células inmunes están sometidas a un entorno oxidativo constante, pierden funcionalidad.
El cuerpo no solo “se defiende” peor, sino que entra en modo de alerta constante, activando rutas inflamatorias y gastando recursos vitales en apagar fuegos internos.
Muchos profesionales de la salud se enfocan en sumar: más vitaminas, más minerales, más suplementos.
Pero… ¿y si el secreto no estuviera en sumar, sino en activar correctamente las herramientas internas que ya tenemos?

El poder de los antioxidantes endógenos
Fortalecer el sistema inmunológico y reducir la inflamación pasa por estimular las defensas antioxidantes del cuerpo. Aquí te dejo una lista de aliados esenciales:
- Glutatión: antioxidante maestro producido por el cuerpo, clave para neutralizar radicales libres y mantener la función celular.
- Curcumina: presente en la cúrcuma, con fuerte poder antiinflamatorio y protector celular.
- Jengibre: combate el estrés oxidativo y apoya la digestión y la circulación.
- Polifenoles del té verde: protegen frente al envejecimiento celular.
- Quercetina: antioxidante vegetal con efecto inmunomodulador.
- Vitaminas C y E: fundamentales en la defensa antioxidante, trabajan en sinergia con el glutatión.
- Ejercicio físico moderado: estimula la producción de antioxidantes endógenos, incluyendo glutatión, mejora la función mitocondrial y refuerza el sistema inmune.

«Investigaciones han demostrado que el glutatión juega un papel crucial en la regulación de las respuestas inmunitarias, siendo esencial para la proliferación y función de las células inmunitarias, así como en la modulación de la inflamación. Niveles reducidos de glutatión se han asociado con una mayor susceptibilidad a enfermedades y una función inmune deteriorada.»
Baruchel S, Viau G. In vitro selective modulation of cellular glutathione by a humanized milk whey protein isolate in normal cells and rat mammary carcinoma model. Anticancer Res. 1996;16(3A):1095-100.
Por eso es tan importante, desde un enfoque preventivo, apoyar la capacidad del cuerpo para regenerarse desde dentro, y no solo añadir productos externos.
Una mirada más profunda y estratégica
Como terapeuta y profesional del bienestar, creo que ha llegado el momento de replantear cómo abordamos el sistema inmune.
No se trata solo de atacar síntomas o reforzar a ciegas. Se trata de entender los mecanismos de base, cuidar el terreno celular y respetar la sabiduría del cuerpo.
Si eres profesional de la salud o emprendes en este sector, esta perspectiva puede ayudarte a ofrecer un servicio más consciente y eficaz.
Y si eres simplemente alguien que busca cuidarse de forma más natural y sostenible, este es un gran punto de partida.
La clave está en apoyar los procesos internos, no en saturar el cuerpo de estímulos externos.
